domingo, 13 de marzo de 2011

CAPÍTULO 11: ZENTROPA

La rutina llegaba otra vez, tras el estreno de Europa. A favor, en contra; amada, repudiada. Pero nunca indiferente.

Lo que sí variaba era la gran expectación con la que se había esperado su obra. Con sólo dos películas y un par de cortometrajes a sus espaldas, nuestro protagonista se había convertido en todo un fenómeno de festivales y certámenes cinematográficos.

La fama. ¿Cómo podía haberle sucedido? Es decir, ¿cómo podía haberle alcanzado a él? No sabía cómo la afrontaría, pero desde luego, tendría que encontrar algún modo de canalizarla. No tenía que dejarse llevar, ni que afectase a su trabajo. Quería mantener esos pilares con los que había sostenido sus trabajos, con los que había conseguido una coherencia estética y argumental. Muchos cineastas a los que admiraba habían pisoteado sus ideales, echado por la borda sus logros.

Sin embargo, tras meditarlo mucho tiempo, la fama sí podría resultar útil. Si lograba ese objetivo, podría plantearse dar a conocer a otros jóvenes directores con talento que, debido a sus escasos recursos, no podrían dar el salto que les daría el reconocimiento que se merecen. De ese modo, ofrecería una oportunidad a aquellos que quisieran narrar su propia visión de la realidad, y, así, hacer reflexionar un poco sobre el entorno que rodea al ser humano.

Así, esas películas pequeñas, poco conocidas y con escasa reprcusión, podrían  enfundarse el traje de "David" y derrotar a las superproducciones de carácter "Goliat".

1 comentario:

  1. Dicen que lo que se debe conseguir es no dejar nunca indiferente no? aunque ello implique a veces muchas críticas. Y alcanzar la fama... va muy relacionado con esto. MUAAAAA

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