sábado, 26 de marzo de 2011

CAPÍTULO 14: DAVID

La línea ya había sido cruzada. Y las críticas, recibidas. Pero, esta vez, la unanimidad (sorprendentemente, a favor) se colocó por encima de cualquier expectativa creada.
¿Qué había ocurrido? Es decir, ¿qué había pasado para que, esta vez, la crítica y el público se unieran en favor de Lars? La solución la encontró nuestro protagonista semanas antes de la creación de El Reino.



Después de estructurar la serie, el danés se preguntó de qué elementos debía constar su proyecto para que tuviera éxito. Nunca le había interesado lo más mínimo triunfar, ni llegar a un gran público; pero en esta ocasión se sintió extrañamente atraído hacia ello. Esto, claro, tenía un buen motivo: David Lynch. Él había obtenido uno de los mayores logros de su carrera con su serie Twin Peaks, y sin apenas esforzarse, con la única intención de conseguir dinero y poder alimentar a su familia. Si este director había logrado hacer esa maravilla sin ninguna pretensión de conseguirlo (y alcanzando su objetivo inicial), ¿qué le impedía hacerlo a él? Podía lograr esa combinación si se lo proponía.

Entonces, siguió su camino. Decidió encargarse de esos cuatro capítulos que, más adelante, se convertirían en un fenómeno social. Miles de fieles espectadores acudirían al televisor en busca de su ración del Doctor Helmer. Esa fascinación lograría que, tiempo después, rogasen la creación de otra temporada...

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