viernes, 4 de marzo de 2011

CAPÍTULO 8: EPIDEMIA

Desde hacía unos días, Lars había estado reflexionando sobre su futuro. Incierto, sin rumbo y carente de significado. Tras su anterior trabajo, ningún proyecto había captado la esencia de lo que realmente quería transmitir, de las emociones que deseaba compartir con el resto de la humanidad a través de sus imágenes.
Los cimientos de Europa se encontraban derruidos física y emocionalmente, lo que conduciría a un progresivo declive que (más temprano que tarde) acabaría destruyendo cualquier atisbo de raciocinio. Sí, esa era la idea base, la que, en cierto modo, había empleado para la elaboración de “El elemento del crimen”. No obstante, no se sentía satisfecho. Necesitaba narrar de otra forma esa putrefacción que consumía al continente, abocado al desastre material y a la hecatombe intelectual.


Entonces, surgió. ¿Por qué no plasmar aquello en una tres películas? Era la manera perfecta de poder hacer realidad su deseo. Tendría una extensión más que suficiente y, además, contaba ya con la introducción (su trabajo anterior, "El elemento del crimen").
En esta ocasión, decidió que Niels (fiel amigo y compañero de clase) y él mismo protagonizasen la historia, en la que encaranarían a dos directores de cine, encargados de escribir el guión de una película sobre una epidemia que destruirá el mundo. A partir de esta premisa, Lars construyó dos realidades  paralelas: por un lado, la verídica, en la que se observa cómo los guionistas elaborarían la historia; y por otro, la ficticia, donde los personajes del libreto cobrarían vida. Así, nuestro protagonista podría demostrar que cine y realidad han de ir acompasados, pues su objetivo no es otro que modificar la conducta del espectador, y para ello, es necesaria la combinación de ambos elementos. No es posible reflexionar a través de imágenes si éstas no evocan ni aluden a una realidad que envuelve todo lo que rodea al ser humano; si no captan las emociones ni sentimientos que despiertan determinados comportamientos en el individuo. 
Para lograr mayor impacto, el cineasta danés acudiría, de nuevo, a un estilo de narración en el que insertaría planos contrapuestos, acompañados de inquietantes primeros planos. Ese desasosiego también se lograría gracias al uso del blanco y negro en todas y cada una de las secuencias de la obra; acompañadas de una banda sonora escalofriante, especialmente la pista "Epidemic We All Fall Down"  fiel reflejo del derribamiento de la humanidad a golpe de violentos gritos y una letra enfermiza.
Sí, esto suponía otro paso en la vida de Lars y, cómo no, en su manera de hacer cine. Pero todavía faltaba por llegar la última entrega de esta trilogía europea, la que confirmaría que algo destruía el alma del continente paulatinamente, y había que erradicarlo. O, al menos, así debía llevarse a cabo desde el particular prisma de nuestro protagonista.

1 comentario:

  1. Qué chulada el vídeo y qué interesante (como siempre) La verdad que es como una especie de "cuento" y eso implica que hay que seguir el hilo de todas tus actualizaciones. muaa

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