domingo, 1 de mayo de 2011

CAPÍTULO 25: MIEDO Y RESURGIMIENTO

La película había sido un éxito rotundo. Había cautivado a todos. Había abierto los ojos a aquellos escépticos que no creían en la mirada de Lars.


El uso de distintas cámaras para rodar las secuencias, convertir una historia que podría haber caído en el melodrama convencional o hacer una gran crítica al sistema norteamericano eran algunas de las bazas con las que contaba nuestro protagonista.

No obstante, en ese camino de rosas había muchas espinas. Aunque es cierto que el comienzo entre Lars y Björk fue, cuanto menos, satisfactorio; las discusiones entre ambos protagonizaron varios días de rodaje. Unos lo achacaban al perfeccionismo de nuestro protagonista, que causaban agotamiento general (lo que desembocaba en un inevitable conflicto); otros, al modo en que la cantante abordó la caracterización de su personaje, del que no fue capaz de separarse. La mayoría de los que estuvieron presentes afirmaban que la islandesa se adentró tanto en la mente de Selma que llegó, incluso, a sentir miedo. Terror de alguien que se enfrenta a la muerte, que cree que va a sacrificar su alma por amor.

No es de extrañar que, tras esa experiencia, no volviera a hacer otra película, ni a vincularse con el séptimo arte.



Tampoco cabe desdeñar que muchos críticos (norteamericanos, en su mayoría) criticaran la forma en la que Lars embestía contra la sociedad estadounidense. Tras oír esas ácidas palabras, nuestro protagonista decidió cuál sería su próximo proyecto. EEUU debía empezar a temblar...

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